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Artículo Panorama Universitario
POR UNA PEDAGOGÍA DE LA DICHA:
De la neurociencia a la justicia social
•Por Dr. José Luis Beltrán Sánchez 1
1. Las pandemias que no 2. Neurociencia de la dicha:
salieron en la foto: Pura química...pero no sólo eso
Entre la soledad y la desolación
La felicidad también tiene receta, aun-
Superamos el COVID-19, al menos, eso que no se venda en pastillas (o panta-
dicen las cifras oficiales; las aulas vol- llas); en el cuerpo humano, la dicha se
vieron a abrirse, los cubrebocas se guar- cocina con base en neurotransmisores
daron en cajones y la "nueva normali- como la serotonina, dopamina, oxito-
dad" se instaló como un parche sobre cina y endorfinas (Panksepp, 2011).
un sistema desgastado. Pero mientras el Estos compuestos regulan emociones,
mundo cantaba victoria sobre un virus estados de ánimo, sensaciones de
respiratorio, otras pandemias siguieron recompensa y vínculos afectivos. Así,
creciendo en silencio, como un bicho cuando reímos, amamos, aprendemos
en un organismo colapsado: ansiedad, o logramos metas, estas sustancias se
depresión, adicciones, suicidio infantil; y, liberan en el cerebro como fuegos ar-
en México, la cosa es seria. tificiales internos. Y sí, el acto es físico,
De acuerdo con datos de la Secretaría es químico...pero también es social.
de Salud mexicana (2023), se estima Por eso no basta con recetar anti-
que el 15% de la población sufre algún depresivos o decirle a la gente que
trastorno mental; siendo la ansiedad y piense positivo, pues el asunto no es
la depresión los más frecuentes, y algo cuestión de voluntad ni de actitud,
que le duele a este humilde autor que sino de condiciones materiales. Vale
es maestro, es la edad: los casos en ni- decir que un cerebro sometido al es-
ños, niñas y adolescentes se han tripli- trés crónico, al miedo constante o a la
cado desde 2020 (UNICEF, 2021). Así pobreza, simplemente no puede gene-
mismo, la drogadicción y el alcoholismo, lejos de disminuir, se han adaptado y rar la química de la dicha (McEwen, 2000). Entonces, lo que llamamos felicidad
ahora encuentran terreno fértil en la soledad digital. no es un lujo ni una frivolidad: es un estado neurobiológico que requiere paz,
En 2022, la ENCODAT reportó que uno de cada cinco adolescentes había pro- reconocimientos al esfuerzo, a la disciplina, y a las buenas prácticas. Se requiere
bado sustancias ilegales, y no es porque "los chavos de ahora" estén perdidos, de justicia social para el ser humano honesto, que se esfuerza siempre por hacer
sino porque el sistema que los rodea está profundamente roto. Además, el sui- bien su trabajo.
cidio, esa palabra que aún se dice en voz baja, ya es la tercera causa de muerte El cerebro es moldeable a lo largo de toda la vida, pero requiere de ambientes
en jóvenes de entre 15 y 24 años en México (INEGI, 2023). enriquecidos, afectivos y seguros que pueden cambiar incluso estructuras cere-
Y entonces, ¿qué hacemos? Talleres de autoestima, frases motivacionales pe- brales (Doidge, 2007). Es decir, no estamos condenados a un destino bioquímico:
gadas en las paredes, fotos con filtro, influencers de autoayuda o políticas podemos reconfigurar las condiciones para que la dicha sea posible; pues la edu-
públicas que, con frecuencia, tan sólo sirven para que el político (buitre, con cación emocional, la meditación, el arte, el juego y el sentido de pertenencia son
perdón de los buitres) en turno se tome una foto para su eterna y asquerosa catalizadores de bienestar personal y social.
campaña; entonces, la pregunta de fondo sigue sin respuesta: ¿por qué esta- Asimismo, la teoría polivagal (Porges, 2017), sobre la regulación de las emocio-
mos tan tristes? nes, ha evidenciado que nuestro sistema nervioso responde de forma distinta
No necesitamos una versión plástica de tiktok o de instagram de la felicidad; según el contexto: si nos sentimos seguros y conectados, nuestro sistema de cal-
tampoco una versión neoliberal que nos vende la idea de que consumir, com- ma y sociabilidad se activa, favoreciendo la generación de oxitocina y serotonina.
prar, lograr cosas o ser exitosos nos hace felices; y menos necesitamos las Esto refuerza la idea de que no se trata de "ser felices", sino de crear entornos
versiones ingenuas o maliciosas que algunos utilizan, de manera populista, donde serlo sea viable.
usando a la justicia social como eslogan y no como una realidad. La dicha Si bien la neurociencia ha avanzado mucho para que entendamos cómo funcio-
(el bienestar común), bien entendida, es una construcción colectiva, biológica, nan y cómo actúan los mecanismos cerebrales del bienestar (Davidson & Begley,
política, educativa y urgente. 2012), no se trata de reducirnos a un cóctel de sinapsis o de caer en la tentación
1Maestro de quinto grado en escuela de educación primaria, en Tacámbaro, Mich. Doctor en
Educación. Estudiante del VII semestre del Doctorado en Educación en el Centro de Actualización
del Magisterio en Michoacán (CAMM), Morelia, Mich., México.
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