Page 22 - agosto-2025
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Artículo         Panorama Universitario


        Entre el bienestar prometido y la redistribución postergada





                                                   •Por: Juan Carlos Medina Campos

         L   a reciente propuesta del gobierno de Claudia Sheinbaum Pardo para reducir   MARCO COMPARATIVO
             la jornada laboral a 40 horas semanales en México, si bien se presenta como
             una medida progresista y acorde con estándares internacionales, no es una
             novedad absoluta en el debate nacional. De hecho, desde principios de los años
          ochenta, el histórico dirigente cetemista Fidel Velázquez Sánchez ya contemplaba
          dicha reducción como parte de un programa sindical orientado a dignificar el trabajo
          y mejorar las condiciones de vida de los obreros. No obstante, la diferencia entre
          aquella propuesta del sindicalismo tradicional y la visión que actualmente promueve
          el gobierno de la Cuarta Transformación (4T) es sustantiva, y merece ser analizada
          con detenimiento desde una perspectiva histórica, semántica y política.
          La actual propuesta gubernamental se centra exclusivamente en la disminución
          de horas de trabajo sin modificar el salario base, lo cual plantea interrogantes
          fundamentales sobre su efectividad como mecanismo redistributivo. En contraste,
          la propuesta clásica de la CTM incorporaba un componente esencial: reducir la
          jornada laboral a 40 horas sin afectar el ingreso semanal, es decir, mantener el
          salario equivalente a 56 horas trabajadas. Este matiz transforma profundamente el
          alcance de la medida: no se trata únicamente de reducir el tiempo laboral, sino de
          reconocer el valor histórico de la productividad obrera y, crucialmente, de compensar
          décadas de estancamiento salarial. La omisión de este componente retributivo en la
          propuesta actual podría, en efecto, diluir el impacto positivo que la reducción horaria
          debería tener en el poder adquisitivo de las y los trabajadores.
          Desde una perspectiva  semántica,  el discurso  gubernamental  sugiere una
          modernización del modelo laboral, apelando a principios de bienestar, conciliación
          familiar y eficiencia. Sin embargo, al omitir el componente retributivo, corre el riesgo
          de inscribirse en una lógica liberal de flexibilización laboral que no garantiza la
          justicia distributiva. Por el contrario, la propuesta sindical vislumbraba la jornada
          reducida como una herramienta política para reorganizar el trabajo y redistribuir el
          ingreso, desafiando las estructuras tradicionales que han favorecido la acumulación
          empresarial a costa del tiempo y esfuerzo de la clase trabajadora. La semántica
          aquí no es trivial; apunta a la diferencia entre una "gestión del tiempo" y una
          "reivindicación de valor".
          Desde el punto de vista jurídico, una modificación en la jornada laboral en México
          implica necesariamente una revisión del Artículo 123 constitucional, así como de   Islandia y Alemania muestran que la reducción horaria puede mejorar el bienestar
          la Ley Federal del Trabajo. Cualquier reforma en esta materia requiere un enfoque   sin  sacrificar productividad;  Francia  y  España  evidencian  que  el  diseño  institucional
          integral que contemple, al menos, los siguientes aspectos:  (negociación colectiva, subsidios) es crucial para el éxito redistributivo; Bélgica ofrece
             • La preservación del ingreso para evitar fenómenos de precarización encubierta:   flexibilidad sin redistribución, lo que limita el impacto social; Canadá mantiene un
             Es vital que la reducción de horas no se traduzca en una disminución del salario   enfoque descentralizado, con avances en esquemas híbridos pero sin reforma estructural;
             neto, ya que esto podría sumir a los trabajadores en una mayor vulnerabilidad   Brasil vive una efervescencia social y política en torno al tema, con propuestas legislativas
             económica.                                         que buscan transformar el modelo laboral tradicional.
             • La adecuación sectorial: Se deben considerar los impactos diferenciados en   Estos ejemplos muestran que el éxito de una reducción de jornada depende de múltiples
             industrias intensivas en mano de obra o en sectores con modelos de negocio   factores, más allá de la mera disminución de horas. La compensación salarial, la
             específicos (como el sector servicios o el tecnológico), donde la flexibilidad y la   flexibilidad en la implementación, el diálogo social, y la reestructuración de los procesos
             capacidad de adaptación son cruciales.             de trabajo son elementos cruciales que diferencian una medida "progresista" en el
             • La implementación gradual: Un cambio tan significativo debe ser progresivo,   papel de una reforma que verdaderamente impacta en el bienestar y la justicia social.
             acompañado de inspección laboral estricta y mecanismos de diálogo social   En síntesis, la propuesta de reducir la jornada laboral a 40 horas en México no puede
             efectivo entre sindicatos, empresas y gobierno. Esto permite ajustes y aprendizajes   abordarse como una medida técnica aislada.  Su alcance  estructural  dependerá,  en
             sobre la marcha.                                   esencia, de si se integra en un proceso redistributivo más amplio, que contemple el
          Asimismo, una reducción horaria no debe generar efectos adversos como el aumento   fortalecimiento de los derechos colectivos, la garantía de ingresos dignos y la construcción
          de la carga laboral para cumplir con los mismos objetivos en menos tiempo, o la   de una nueva ética del trabajo. En esta perspectiva, recuperar la propuesta histórica de
          intensificación de los ritmos de producción que deriven en mayor estrés y desgaste   la CTM no implica una mirada nostálgica al pasado, sino la reactivación de un horizonte
          para el trabajador. De lo contrario, el discurso de bienestar y mejor calidad de   político que reconozca al trabajo como fuente de riqueza social, y no únicamente como
          vida podría convertirse, paradójicamente, en un mecanismo más de explotación,   variable de ajuste económico o costo de producción. Esta iniciativa no debe interpretarse
          erosionando los beneficios esperados.                 como una concesión del Estado orientada a obtener réditos electorales, sino como la
          La discusión sobre la reducción de la jornada laboral no es exclusiva de México; es   respuesta impostergable a una demanda histórica de la clase trabajadora, sostenida y
          un tema que ha cobrado relevancia global, con diversas aproximaciones y resultados  reiterada durante más de cuatro décadas.

          Fuente bibliográfica:
          Alemania: Rosdücher, J., & Seifert, H. (1995). Reducción de la jornada laboral en Alemania Occidental y su repercusión para la política de empleo. Conferencia Internacional sobre el Reparto de Trabajo y el Futuro del Empleo, Bilbao.
          Recuperado de https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/274379.pdf
          Canadá: Jones, I. (2022). Reducción de la jornada laboral a 40 horas: elementos a considerar. Libertad y Desarrollo. Recuperado de https://lyd.org/wp-content/uploads/2022/06/Copia-de-SIE-300.pdf
          Brasil: Briguglio, B., Reis, C., & Conceição, R. A. M. (2024). La jornada laboral en Brasil y los movimientos reivindicativos del tiempo libre. Alba Sud. Recuperado de https://www.albasud.org/noticia/es/1770/la-jornada-laboral-en-brasil-y-los-
          movimientos-reivindicativos-del-tiempo-libre
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