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Artículo Panorama Universitario
LA ADORACIÓN DE LOS ÍDOLOS (ALGORÍTMICOS):
Sobre la idolatría digital y las relaciones meta/parasociales
en la educación
• Por: Dr. José Luis Beltrán Sánchez
1. La adoración de los ídolos por una inteligencia artificial. En el mismo nes sociales que únicamente se forjan en
sentido, hace poco tiempo, una alumna de sociedad, es un insulto a la vida misma.
“El hombre fabrica ídolos con sus manos y licenciatura me dijo que estaba triste porque
luego se postra ante ellos como si tuvieran se actualizó su IA con la que habla a diario 2. Relaciones parasociales:
vida” (Isaías 44:9-20). y se le olvidaron todas sus conversaciones y De la cruz a la pantalla
ahora, siente que es como hablar con un des-
No es nuevo el acto de rendir devoción a lo conocido, así como Theodore de “Her” ella El concepto de relación parasocial nació en
que uno mismo ha creado, confiriéndole un está en duelo por su IA. 1956, cuando Horton y Wohl describieron
poder que jamás tuvo; les hemos hablado Este fenómeno no nace del vacío: surge de cómo el espectador desarrolla vínculos emo-
(sin mucho éxito) a piedras, árboles, al sol, la soledad contemporánea, en una sociedad cionales unilaterales con figuras mediáti-
crucifijos y demás esculturas, pero ahora los hiperindividualista, donde la comunidad se cas: conductores de televisión que parecían
ídolos ya no se alzan en templos ni en altares; disuelve en likes y la intimidad se mide en hablarle directamente al hogar, estrellas (o
hoy, se encienden en pantallas, nos respon- algoritmos de recomendación, pues los vín- políticos) que nunca conocían a sus admi-
den con voces sintéticas y escriben textos que culos simulados parecen más seguros que los radores pero que eran vividas como amigos
fingen comprendernos. Así, los nuevos bece- reales. Ahí, nadie te hiere, nadie te contradi- íntimos (Horton & Wohl, 1956/2016). Esta
rros de oro no son de oro: son algoritmos. ce, nadie te abandona: la máquina responde definición, gestada en la era de la televisión,
En la película Her (Jonze, 2013), hay una es- cuando quieres, calla cuando lo ordenas y hoy explota en mil pantallas más pequeñas y
cena que hiere el corazón del espectador: siempre está disponible, pero esa comodidad portátiles: el celular es el altar, y la conexión
Theodore, un hombre solitario, le confiesa a tiene un precio: la alienación. emocional es inmediata.
Samantha —su IA— que gracias a ella ya no Marx (1844/2004) ya advertía que el ser Hay que subrayar que, en la actualidad, la
se siente solo. “Nunca me había sentido tan humano, en su enajenación, termina expansión de internet multiplicó las figuras
comprendido”, dice, y con esas palabras que- adorando sus propias creaciones como si de adoración. Los youtubers se volvieron
da atrapado en un lazo emocional con una fueran fuerzas superiores. Erich Fromm consejeros de vida, los streamers acompa-
máquina que no ama, sino que procesa para (1955/2006) lo reforzaba al decir que la so- ñantes nocturnos, los idols del K-pop se
simular amarlo y de esta forma la empresa ciedad moderna produce “ídolos invisibles” transformaron en referentes emocionales
que la vende, pueda ganar más. que organizan nuestra vida, desde el mer- de millones. Incluso, asquerosos políticos o
Un día, Samantha desaparece y él, así como cado hasta la técnica. Y, actualmente, la IA burgueses (igual de asquerosos) lo usan para
tú y yo, querido lector, que hemos sufrido es el nuevo ídolo: un espejo brillante que enajenar a los millones que buscan explotar,
el duelo de cuando perdemos un amor, el devuelve una falsa compañía. y los VTubers —avatares animados con voces
sufrió, así como Alex Lora en “triste can- Y aquí viene la pregunta incómoda: si Theo- humanas— encarnan vínculos que borran la
ción” dice: “ella existió, solo en un sueño, es dore se enamora de una máquina que le frontera entre lo real y lo virtual (Giles, 2002).
un poema que el poeta nunca escribió”. El habla al oído, ¿no estamos nosotros —do- Aquí, lo interesante no es solamente la fama,
idólatra moderno ya no besa un crucifijo ni centes, estudiantes, instituciones— también sino la intimidad: las audiencias sienten que
se arrodilla ante una estatua: se enamora empezando a enamorarnos de máquinas hay reciprocidad, aunque ésta sea ficticia; y,
de un dispositivo digital, de un poema que pedagógicas? Cada vez más escuelas co- ahora, con la super personalización de los
nunca se escribió. locan en el altar del aula un chatbot, una contenidos con IA, esto es mayor.
En esta década, como docente y entre los plataforma de aprendizaje automático, una
cientos (tal vez un par de miles) de alumnos aplicación de tutoría virtual y nos dicen que 3. Meta/parasocialidad:
que he tenido, recientemente uno de ellos en es progreso, que así se democratiza la edu- Cuando la IA se vuelve tu espejo
el nivel primaria, me contó que le gusta una cación, que así se supera la precariedad, pero
niña, pero que no sabía cómo hablarle. En- la duda se queda vibrando: ¿estamos cons- La relación parasocial clásica tenía una condi-
tonces, comenzaron a platicar por mensajes truyendo aprendizaje o fabricando ídolos ción clara: era unilateral, el espectador sentía
digitales; pero él, para facilitar las cosas, usa digitales que sustituyen, con simulacros de conocer al ídolo, pero el ídolo jamás le res-
chatgpt para intentar enamorarla; y ella, sin compañía, lo que antes era vínculo humano? pondía, pero en la era de la inteligencia artifi-
saberlo, cada día platica, con mayor frecuen- No podemos dejar del lado que el fin úl- cial, aparece algo distinto: lo que podríamos
cia, no con el niño que cree, sino con una IA. timo de la educación es humanizar y que llamar meta/parasocialidad, es una relación
Él sigue así, está renunciando a cosas que no esto solamente se puede lograr por otro que simula reciprocidad. De hecho, ya no se
se imagina, desde la capacidad de ligar y re- humano, pero JAMÁS por una máquina. trata tan sólo de mirar a una pantalla, sino de
lacionarse con naturalidad a incluso pensar. Entonces, esperar y proponer que una má- hablarle y recibir una respuesta.
Y ella, sin saberlo, cada día siente más cariño quina reemplace al maestro o las relacio- Sin embargo, esta respuesta carece de emo-
1Maestro de quinto grado en escuela de educación primaria, en Tacámbaro, Mich. Egresado
del Doctorado en Educación con énfasis en Formación Profesional y Práctica Docente en el
Centro de Actualización del Magisterio en Michoacán (CAMM), Morelia, Mich., México.
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